Es la primera novela que leo de este autor, pero no será la última, porque esta me ha encantado. Su forma de tratar temas tan delicados con un toque de humor me ha parecido grandiosa. Aunque a veces el libro es duro, siempre tiene un salvo conducto que te saca una sonrisa.
Hazel es una
chica un poco pesimista, algo normal después de descubrir que tiene cáncer,
contra el cual lleva luchando ya varios años. Los médicos no saben cuánto
tiempo de vida le pude quedar, algo que no ayuda mucho a que mejore su estado
de ánimo; a parte tiene que cargar con una bombona de oxígeno porque sus
pulmones se niegan a funcionar.
Sus padres la
apuntan a un grupo de apoyo que se reúne todas las semanas con jóvenes que
padecen la misma enfermedad y comparten experiencias. Esto a Hazel le parece
una pérdida de tiempo, ya que ella prefiere quedarse en casa viendo la tele o
leyendo su libro favorito. Al final decide dar su brazo a torcer por no
llevarles la contraria a sus padres, que lo único que quieren es que disfrute
de la vida y decide ir.
Allí conocerá a
Augustus Walter, un chico muy carismático, optimista y muy atractivo, el cual
no tardará en llamar la atención de Hazel.
Poco a poco irán
compartiendo experiencias vividas, la afición por la lectura y un libro
favorito en común que el autor dejó sin terminar y a sus lectores con miles de
preguntas.
Gus cumplirá el
mayor deseo de Hazel y aprenderá de él cómo afrontar mejor su enfermedad.
Un libro con el que reirás y llorarás a parte iguales. Con el que me he emocionado como con ninguno, que se lee del tirón por su prosa tan sencilla.
Quiero dar mi
enhorabuena personal al escritor por esta obra que me ha dejado una profunda huella.
Os animo a que disfrutéis de esta agradable lectura.
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IMPRESCINDIBLE. ¡¡NO LO DEJES ESCAPAR!! |
¿La habéis leído ya? ¿A qué esperáis?
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